En enero de 2010 fuimos a Liverpool para ver un partido de fútbol en Anfield, el campo del Liverpool. Como ya sabréis los que nos leéis, fue el regalo de cumpleaños de Alex, el hermano de Laura, ya que él tenía el sueño de vivir el ambiente de Anfield.
Alojamiento en Liverpool
Nuestro presupuesto para este viaje no era muy grande ya que entre los dos tuvimos que pagar los vuelos y el alojamiento de los tres. Así que apostamos por un albergue muy céntrico y muy económico, el Hatters Hostel.
Una visita rápida por la ciudad
El primer día fuimos hacia Church Street, el Portal del Ángel de Liverpool, obviamente salvando las distancias. Desde esta calle se veía la torre de Radio City que forma parte del Skyline de la ciudad.
Después de pasear por esta calle nos dirigimos hacia al The Cavern Club , pero no entramos. Sólo queríamos tenerlo localizado para ir por la noche y disfrutar de la música en directo de este club por donde han pasado tantos artistas que admiramos.
Desde allí nos encaminarnos hacia St.. John s Gardens. En esta zona de la ciudad encontramos edificios con una arquitectura que nos gustó mucho. Entre estos edificios encontramos el St. George s Hall, la Liverpool Central Library, Walker Art Gallery, Liverpool Register Office …
Perdidos en las afueras de Liverpool
Por la tarde fuimos a buscar las entradas del partido, Liverpool-Everton, que iríamos a ver el día siguiente. El hombre que nos compró las entradas vivía en las afueras así que cogimos el bus que nos habían dicho en la oficina de turismo.
Cuando el conductor nos dijo que habíamos llegado nos bajamos, pero estaba oscuro y estábamos bastante desorientados. Por suerte un hombre que bajó en la misma parada se ofreció a ayudarnos y llamó a su mujer para que buscara la dirección a la que íbamos en google. Mientras que lo buscaba estuvimos hablando con él un buen rato sobre porqué estábamos allí, que nosotros queríamos que ganara el Liverpool y él el Everton…
Para llegar a nuestro destino, teníamos que pasar por el medio de un parque que estaba oscuro y nos recomendó no hacerlo, que era mejor que lo bordearamos. Así lo hicimos, pero pasamos un miedo… no sabíamos si íbamos bien, estaba oscuro, no había nadie en la calle… era como una película de miedo en la que cuando menos te lo esperas sale el asesino.
Después de bordear el parque encontramos gente por la calle y preguntamos por la dirección pero nadie sabía dónde quedaba. Imaginaos lo que es estar perdido, de noche y que nadie supiera donde estaba la dirección que buscábamos. Finalmente contactamos con el hombre que nos había comprado las entradas y le describimos donde estábamos y nos supo encontrar.
Por fin teníamos las entradas y sabíamos donde teníamos que ir a coger el bus para volver al centro. Una vez allí decidimos no ir al The Cavern Club y volver al albergue. y nos fuimos a dormir, ya que de los nervios que habíamos pasado estábamos muy cansados.