Llegada a la ciudad de Roma
Como ya es costumbre hemos volado muy temprano y nos encontramos en Roma. Capital del imperio romano. Es 24 de septiembre y hemos escapado de las fiestas de la Mercè de Barcelona para ver esta gran ciudad italiana. Nos espera un día muy duro para ver lo máximo posible, ya que estaremos muy poco y tenemos mucho que ver.
Hemos dejado las maletas en el alojamiento, preparado la mochila con la cámara, y nos hemos mentalizado que nos espera un día muy largo de caminar. Por suerte hace calorcito y nos podemos permitir ir en manga corta.
La primera impresión de los italianos ha sido que son muy buena gente, al menos con los pocos que nos hemos cruzado hasta ahora. Eso sí, la manera de conducir no es uno de sus puntos fuertes. Como peatón, en esta ciudad tienes las de perder. No hay casi pasos de peatones y si quieres cruzar no te lo tienes que pensar dos veces y desear con todas las fuerzas que los coches paren.
Termini, Termas de Diocleciano y Piazza della Repubblica
Nos alojamos al lado de la estación de trenes de Termini, una de las más importantes de la ciudad. Parece que estamos bien comunicados así que nuestra idea es de ir andando a la mayoría de lugares. Lo que nos espera!
Comenzamos nuestra ruta. Parece que no hemos avanzado nada cuando ya vemos los primeros restos romanos: las Termas de Diocleciano. En estas termas, una de las más importantes de la ciudad, cabían alrededor de tres mil personas.
A continuación tenemos la Plaza de la República, una plaza muy grande y con mucho tráfico.
Piazza Spagna
Después de veinte minutos sin ver nada del otro mundo nos encontramos en una escalinata que nos resulta familiar. Desde esta se ve parte de la ciudad ya que estamos bastante elevados.
Estas escaleras llevan a la Piazza Spagna, y parece que ya no somos los únicos que estamos visitando la ciudad. La fuente principal está disputada por todos por hacerse una fotografía y es difícil encontrar el momento en que no salga nadie más que nosotros. Paciencia, tú!
Piazza Popolo
Ya es mediodía y hemos llegado a la Piazza de Popolo. Parece que hemos huido un poco de los turistas y ahora podemos ver todo de manera más tranquila. Esta plaza antiguamente era conocida como la entrada en Roma, ya que se encuentra al norte de la ciudad y antiguamente tenía una puerta en la muralla de la ciudad. Encontramos lo que se llama las iglesias gemelas: Vía Babuino y Via del Corso.
En la parte superior conecta con los jardines de la Villa Borghese donde también encontramos la Galleria Borghese. Seguro que los apasionados del arte habéis oído hablar.
Vaticano
Ya hemos parado a descansar para comer y nuestra ruta continúa. Caminamos tanto que salimos del país y entramos a uno que no tiene ni frontera: el Vaticano. La calle principal lleva hasta la plaza de San Pedro, la típica que hemos visto estos días por la televisión con la elección del nuevo Papa.
Todos los que nos han hablado del Vaticano recomiendan al menos dedicarle un día de visita, y no tenemos mucho tiempo (son casi las seis de la tarde) así que lo dejamos para otra ocasión. Para la próxima miraremos de reservar un tour por el Vaticano para ¡no perdernos nada!
Puente y Castillo de Sant’Angelo
Parece que el sol en Roma comienza a caer y hace frío. Suerte que llevamos chaqueta. Seguimos nuestro camino y cruzamos un puente para cruzar el Tíber: el puente de Sant’Angelo. Un puente espectacular cubierto de mármol tabertino. Este nos lleva hasta el castillo de Sant’Angelo y un parque que lo rodea.
Piazza Navona
Seguro que sólo de leerlo os duelen las piernas al imaginar lo que llevamos andado, pero todavía nos quedan fuerzas! Llegamos a una de nuestras plazas predilectas de Roma: Piazza Navona. Las fuentes que encontramos son espectaculares.
Panteón
Ya es hora de cenar y decidimos parar a cenar a un restaurante frente al Panteón. Por fuera, el Panteón, es muy bonito pero dentro es imposible entrar sin morir de claustrofobia. Cuánta gente! Mientras cenamos, en la calle, toca un grupo y nos da las fuerzas que nos quedan para terminar nuestra ruta de hoy.
Fontana di Trevi
Ya hemos cenado y sólo nos queda una última parada: la Fontana de Trevi. Qué sensación el hecho de ir caminando por calles estrechas y llegar a una fuente monumental!
Parece que todo el mundo ha pensado como nosotros ya que hay un montón de gente en la plaza. Habrá que madrugar para verla tranquilos.